La popularización del transporte de estas características obliga a reforzar su protección ante amenazas cibernéticas.

El mercado de vehículos conectados ha experimentado un importante impulso en los últimos años, y la tendencia es a seguir creciendo, por lo que apuntan los estudios e investigaciones sobre el tema. Según Research and Markets, entre 2016 y 2022 el sector crecerá a un ritmo anual del 20,1%, alcanzando en ese último año los 96.390 millones de dólares. La firma de estudios especializados en IoT ON World calcula que habrá 300 millones de coches con estas funcionalidades en el año 2025, que aglutinarán un volumen de mercado de más de 250.000 millones de dólares, englobando todas las industrias asociadas.

Los vehículos conectados son elementos de gran complejidad tecnológica, en el que se unen las conexiones de red locales del propio vehículo con la comunicación externa, tanto para servicios al usuario del coche como para la relación con el entorno y con otros vehículos.

Más allá del desarrollo tecnológico que lleva aparejada una evolución de este tipo, hay otro aspecto que no conviene descuidar nunca cuando se trata de dispositivos conectados: los riesgos en seguridad que subyacen a cualquier elemento que esté en red. En el caso de los vehículos conectados, las características propias de la arquitectura del coche conectado hacen que necesite de unos requerimientos especiales, una mezcla, por asi decirlo, de integración y compartimentación. Por un lado, debe cubrir no solo el transporte propio sino todo el ecosistema implicado, no solo las conexiones sino también las funciones del coche. Pero también se debe mantener la autonomía entre los distintos sistemas de conectividad y los propios del automóvil. Siempre teniendo en cuenta, además, otros elementos del tráfico, como los dispositivos de control de la circulación y de las vías.

Si ya cuando se habla de ciberseguridad la necesidad de actualización, de contar con las últimas soluciones y con respuesta rápida ante amenazas, es constante, esta necesidad se amplifica cuando de lo que se trata es de coches en circulación, donde un fallo no detectado a tiempo puede tener un número de implicaciones importantes, tanto para el propio conductor como para otros. Las vulnerabilidades de los coches conectados no son tema del futuro: ataques como los del hackeo al Jeep Cherokee demuestran que es el presente, y que son amenazas a tomarse muy en serio.

En la feria CES 2018, que se celebra estos días en Las Vegas, Fortinet muestra su propuesta en seguridad para transporte conectado, con la que cubre todos estos aspectos. En colaboración con la fabricante de semiconductores y circuitos Renesas, Fortinet ha llevado al evento el showcase Renesas Advanced and Autonomous Test Track and Future Ready Solutions. Aquí se presenta un prototipo de seguridad, desarrollado en colaboración con la compañía japonesa, que integra el sistema operativo de seguridad de la compañía, FortiOS, con el sistema sobre chip o SoC R-Car H3 de Renesas. Esta combinación sirve para proteger tanto la parte en red como las herramientas cloud asociadas al vehículo, asegurando las comunicaciones entre dominios y, a la vez, manteniendo estancos otros elementos para evitar riesgos innecesarios.

“Los vehículos conectados son la próxima innovación tecnológica disruptiva de la industria del automóvil”, explica Michael Xie, fundador, presidente y CTO de Fortinet. Pero los distintos elementos en los que se basa esta conectividad, como redes o integración de dispositivos inteligentes, llevan a que “los riesgos a nivel de ciberseguridad son enormes”. Por tanto, “una seguridad integrada es primordial para que el consumidor confíe en el automóvil conectado”, contribuyendo de este modo a su evolución.

Fuente: http://seguridadti.cso.computerworld.es/tendencias/la-seguridad-de-los-vehiculos-conectados-un-imperativo-de-la-industria?xtor=EREC-1